¿En qué consiste la Osteopatía Pediátrica?

El parto es en sí mismo un “traumatismo” para el cráneo del bebé, de hecho, sólo un 12% de los recién nacidos presentan un cráneo totalmente libre (Viola Freeman).

Revisar la cabecita de tu bebé con Osteopatía te permitirá tratar y / o prevenir problemas como asimetrías craneales y faciales, cólicos, inquietud, reflujo o incluso el desarrollo de futuros problemas posturales como la escoliosis.

¿CUÁNDO ACUDIR AL OSTEÓPATA?

Lo ideal es aplicar el tratamiento durante los 6 primeros meses de vida, que es cuando más efectivas son las técnicas gracias al gran potencial de cambio que presenta el bebé, y cuando mejores y más rápidos resultados se obtienen. No obstante el tratamiento se puede iniciar a cualquier edad, ya que la osteopatía es una terapia aplicada en adultos.

Es importante saber que es un tratamiento totalmente compatible con la medicina convencional y que no sólo es curativo sino también preventivo, es decir, que siempre es recomendable acudir en los primeros meses de vida con el fin de detectar esos posibles desajustes que en el 70% pasan desapercibidos.

Existen casos en los que es particularmente recomendable acudir a una primera consulta osteopática, entre ellos, embarazos gemelares, cesáreas, partos de nalgas y podálicos, fórceps, ventosas, bebés prematuros, etc., por el alto índice de traumatismos que pueden sufrir los bebés en estas situaciones.

Los síntomas más comunes que preocupan a los padres y como consecuencia alertan de una posible visita al osteópata son: inquietud en el sueño, llanto repetitivo y excesivo, tripa hinchada y dura, regurgitaciones excesivas, movimientos raros y llanto tras las tomas, zonas planas en la cabecita, que el niño mire siempre hacia el mismo lado, rechazo excesivo a la comida

¿Qué podemos tratar con Fisioterapia y Osteopatía pediátrica?

  • Cólicos del lactante
  • Tortícolis congénita
  • Otitis de repetición
  • Bronquiolitis
  • Bronquitis – Asma
  • Problemas respiratorios
  • Asimetrías craneales y faciales
  • Catarros de repetición
  • Obstrucción del canal lagrimal
  • Problemas de succión
  • Estreñimiento
  • Diarrea
  • Inquietud
  • Reflujo
  • Prevenir problemas del aprendizaje o el desarrollo de futuros problemas posturales como la escoliosis.